Concepto de Accidente de Tráfico
Los accidentes de tráfico son frecuentes en las sociedades desarrolladas una de las principales fuentes de mortalidad. Dada su magnitud algunas personas los consideran como una auténtica epidemia de las sociedades actuales.
Causas de los accidentes de tráfico
En la generación del accidente intervienen, por regla general, múltiples factores que se clasifican en factores relacionados con el factor humano el vehículo, con el entorno.
El factor humano está presente en el 90% de los accidentes.
- Atendiendo a la edad y al sexo: Se comprueba que jóvenes y mayores así como varones son los que mayor riesgo presentan de padecer un accidente de tráfico.
- La gente joven: entre otros motivos, asume más riesgos, es reticente al uso del cinturón de seguridad y el casco, conduce bajo los efectos del alcohol u otras drogas, con exceso de velocidad, y con frecuencia va acompañada de ocupantes también jóvenes (lo que contribuye a que se adopten conductas más arriesgadas), etc.
- Las personas mayores tienen mayor riesgo por las alteraciones derivadas del proceso normal de envejecimiento, la suma de patologías, así como la existencia de un entorno vial adverso.
- El consumo de bebidas alcohólicas es: sin duda, el factor humano con mayor importancia en los accidentes de tráfico, ya que no sólo aumenta el riesgo de padecer uno, sino que se asocia a los accidentes más graves y a un peor pronóstico de las lesiones (por su importancia, el tema del alcohol se trata ampliamente en otra unidad).
“El accidente no es accidental”. Cuando se realiza la investigación de los accidentes y se identifican los factores que han contribuido a su producción, se puede concluir que con la eliminación de uno o más de dichos factores el accidente podría haberse evitado.
Los accidentes de tráfico se cobran en un año en España entre 5000 y 6000 vidas. Más de 120.000 precisan asistencia hospitalaria por esta causa.
Estas cifras son asumidas por la población como algo inevitable, consecuencia del progreso, consecuencia del azar. En cualquier caso son cifras que no provocan alarma en la población frente a otras que tienen mucho impacto en la opinión pública
Más de la mitad de las lesiones cráneo-encefálicas severas y el 60% de las lesiones medulares traumáticas son consecuencia de un accidente de circulación (tetraplejias, paraplejias…)
Desde hace décadas para revertir esta situación los fabricantes de vehículos comenzaron a producir vehículos cada vez más seguros, logrando una reducción considerablemente de las muertes en carretera, pero esto solo no es suficiente.
Es una labor conjunta de fabricantes de vehículos, especialistas, legisladores, ingenieros de caminos, de peritos, formadores de seguridad vial y de la sociedad en su conjunto, ya que es necesario concienciar a los usuarios de las vías y realizar la implementación de programas que minimicen la ocurrencia de los accidentes.
Con frecuencia estamos acostumbrados a hablar de accidentes cuando ocurren un siniestro.
Este es un nombre genérico que recibe diversos apellidos: laboral, doméstico, deportivo.
Si entendemos el accidente como: “un suceso fortuito que altera el orden de las cosas ocasionando daños en las personas u objetos, y recibe el apellido de circulación o de tráfico cuando sobreviene en las vías públicas con ocasión del tránsito de vehículos”.
No es posible establecer un único concepto o definición de “accidente”. Podemos hablar de diferentes conceptos adoptados, definiciones que se extienden desde un punto de vista más genérico y amplio a otro más estricto hasta llegar a un concepto normativo adoptado. Así:
La O.M.S entiende el accidente como una “transferencia no controlada de energía que produce como consecuencia lesiones o muertes en las personas”.
Por otro lado el accidente genéricamente considerado es “un suceso fortuito o eventual que altera el orden de las cosas y que involuntariamente ocasiona daños en las personas u objetos “.
Una perspectiva más amplia es la desarrollada por López-Múñiz, que considera al accidente como “cualquier suceso resultado del cual el vehículo queda de manera anormal, dentro o fuera de la carretera o produce lesiones en las personas o daños a terceros”.
En esta línea, el autor J.S Baker define el accidente de circulación como: “Aquel suceso eventual, producido como ocasión del tráfico, en el que interviene alguna unidad de circulación y como resultado del cual se produce muerte o lesiones en las personas o daños en las cosas”.
Conviene analizar esta definición y hacer una serie de distinciones:
- Suceso eventual, para poder hablar de accidente es necesario que se trate de un suceso no intencionado, con ausencia de voluntariedad alguna, en caso contrario estaríamos hablando de un delito doloso.
- Accidente producido con ocasión del tráfico, es decir, producido en una vía abierta a la circulación de unidades de circulación, sea pública o privada.
la Orden Ministerial de 18 de febrero de 1993, la que establece un concepto normativo de accidente, el cual señala tres aspectos clave:
- Accidente de circulación: Son objeto de accidentes de circulación con víctimas los que reúnan las condiciones siguientes:
a) producirse en vías o terrenos objeto de la legislación sobre tráfico circulación de vehículos de motor y seguridad vial.
b) consecuencia del mismo resulte: una o varias personas muertas o heridas, o sólo daños materiales. - Vehículo implicado: Se considera que un vehículo está implicado en un accidente cuando concurren una o varias unidades de circulación que se encuentren en alguna de las situaciones siguientes:
a) Entrar el vehículo en colisión con:
1. otro u otros vehículos, en movimiento, parados o estacionados
2. peatones.
3. animales.
4. otro obstáculo.
b) Sin haberse producido colisión, haber resultado como consecuencia del accidente, muertos o heridos el conductor y/o algún pasajero del vehículo, o haberse ocasionado sólo daños materiales. Como ejemplo: un vuelco del vehículo.
c) Sin haberse producido colisión con un vehículo parado o estacionado pero el encontrarse este último de forma peligrosa, constituye una de las causas del accidente.
d) Cuando el conductor o alguno de los ocupantes del vehículo constituyen uno de los factores que provocan el accidente, aunque el vehículo no haya sufrido directamente las consecuencias del mismo.
e) Haber sido arrollado el conductor o un pasajero del vehículo por otro en el momento en subía o descendía de él, en cuyo caso ambos vehículos se consideran implicados en el accidente. - Excepciones:
a) Haber sido arrollado el conductor o un pasajero de un vehículo por otro cuando ya se alejaba del primero, en cuyo caso sólo el vehículo que efectuó el atropello se considera vehículo implicado en el accidente y el atropellado, peatón.
b) Haber sido atropellado un peatón que irrumpe en la calzada oculto por un vehículo parado o en marcha, en cuyo caso este vehículo no se considera implicado en el accidente, a menos que se encuentre en alguna de las situaciones descritas anteriormente.
Definiciones utilizadas en los accidentes de tráfico
Accidente con víctimas: Aquél en que una o varias personas resultan muertas o heridas.
Accidente mortal: Aquél en que una o varias personas resultan muertas dentro de las primeras veinticuatro horas.
Accidente con sólo daños materiales: Aquél en que no se han ocasionado ni muertos ni heridos.
Víctima: Toda persona que resulte muerta o herida como consecuencia de un accidente de circulación.
Muerto: Una persona fallecida inmediatamente o dentro de los 30 días como resultado de un accidente con víctimas, excluyendo los suicidios. Esta definición está consensuada internacionalmente.
No se considera una persona fallecida por accidente con víctimas si la autoridad competente declara que la causa de la muerte es un suicidio, es decir un acto deliberado para dañarse a sí misma alcanzando la muerte. En el caso de los países que no aplica el límite de 30 días, los coeficientes de conversión se estiman para que las comparaciones en base a la definición de fallecidos a 30 días se pueda realizar.
Herido: Toda persona que no ha resultado muerta en un accidente de circulación, pero ha sufrido una o varias heridas graves o leves.
Herido grave: Toda persona herida en un accidente de circulación y cuyo estado precisa una hospitalización superior a veinticuatro horas.
Herido leve: Toda persona herida en un accidente de circulación a la que no pueda aplicarse la definición de herido grave.
Conductor: Toda persona que, en las vías o terrenos lleva la dirección de un vehículo, guía animales de tiro, carga o silla, o conduce un rebaño.
Pasajero: Toda persona que, sin ser conductor, se encuentra dentro o sobre un vehículo.
Peatón: Toda persona que, sin ser conductor, transita a pie por las vías y terrenos. Se consideran, asimismo, peatones quienes empujan o arrastran un coche de niño o de impedido o cualquier otro vehículo sin motor de pequeñas dimensiones, los que conducen a pie un ciclo o ciclomotor de dos ruedas y los impedidos que circulan al paso en una silla de dos ruedas, con o sin motor, así como las personas que circulan sobre patines u otros artefactos parecidos por las vías o terrenos.
Son igualmente peatones las personas que se encuentran reparando el motor, cambiando neumáticos o realizando otra operación similar.
Causa directa de un siniestro de tráfico
La investigación de un hecho tiene como prioridad fundamental el encontrar la causa directa que lo originó y el efecto que se produjo.
Una investigación puede no dar con la causa pero, sin embargo, ella siempre existirá pues, debido a la estrecha relación que existe con el efecto éste no podrá exteriorizarse sin causa.
En otras ocasiones es posible ubicar la causa pero los medios de prueba no son suficientes para imputársela a persona determinada, como cuando se produce un accidente en un cruce regulado por semáforos, en que la causa va a estar radicada en la inobservancia a lo ordenado por las luces sin que se pueda definir, en algunos casos, quien las infringió.
CONCEPTOS
La causa directa basal es la conducta negligente que necesariamente determinó el resultado, sin la cual no habría ocurrido. En casos con múltiples infracciones, la causa basal es aquella sin la cual el accidente no se puede explicar razonablemente.
Para poder imputar un hecho a persona determinada es necesario encontrar la causa basal que permita vincularla con el resultado.
En doctrina existen diversas teorías acerca de la causalidad siendo las más importantes «La teoría de la causa necesaria y la teoría de la equivalencia de las condiciones».
La primera de ellas sostiene que para establecer cual es la causa determinante tiene que encontrarse el factor regulador que determine el resultado y se basa en la acción final.
Según esta teoría en la producción de un resultado intervienen distintas condiciones, todas equivalentes.
Todas capaces de producirlo, pero hay una sola que realmente será la causa y es aquella que mediante una supresión mental hipotética va eliminando por etapas una a una las condiciones equivalentes hasta encontrar la que, sin ella, el hecho no se produce.
Conforme a esta última teoría se define como causa de un accidente «Cualquier comportamiento, acto o negligencia, sin el cual el accidente no se produce».
Sin embargo, pese a dejarse establecido que dentro de la equivalencia hay una condición que es la causa, existen otras condiciones que también están ligadas al resultado.
SON CAUSAS CONDICIONANTES ( también llamadas mediatas, remotas o indirectas)
Son aquellas que en si mismas no dan lugar al accidente pero conducen a él o coadyuvan a su materialización.
Las causas indirectas o mediatas son aquellos estados o acciones que disminuyen las capacidades de respuesta del sistema-vehículo-vía- hombre.
Las causas mediatas en si mismas normalmente no darán lugar al accidente ya que en el tiempo, lugar o grado están separadas del resultado; se podría afirmar que en sí no son las responsables de que el hecho ocurra sino que es preciso que a ellas se unan las causas perpetuantes y, eventualmente, las desencadenantes.
SON CAUSAS PERPETUANTES (también llamadas inmediatas o directas)
Son aquellas que se definen como las conductas o sucesos que preceden inmediatamente al accidente y se consideran como responsables o causa del desencadenamiento efectivo del siniestro y que además están directamente conectadas en tiempo, lugar y grado con el resultado.
EJEMPLO:
El conductor que después de una dura jornada de trabajo, se dirige de noche y bajo una lluvia intensa a su casa circulando por una carretera secundaria a una velocidad excesiva ( 120 Km/h ) además de esto, los neumáticos del vehículo presentan un importante desgaste en la banda de rodadura. Al llegar a una intersección regulada por una señal de STOP, otro vehículo, sin respetar la señalización irrumpe en la vía principal, produciéndose una colisión fronto-lateral.
En este supuesto la causa perpetuante (inmediata, directa) del accidente sería el no respeto a la señalización irrumpiendo con ello en la vía principal.Sin embargo, el mal estado de los neumáticos, el cansancio, la intensa lluvia o la velocidad excesiva son causas mediatas indirectas, estaban presentes con anterioridad , pero no se desencadenó el accidente como consecuencia directa de las mismas, si no que contribuyeron a desestabilizar las capacidades de respuesta del conductor y cooperando a la producción del accidente.
Habíamos dicho qué para la teoría de la equivalencia de las condiciones hay una sola de ellas que puede considerarse causa directa pero existen condiciones que no siendo consideradas causas directas están también conectadas con el resultado; para poder diferenciarlas unas de otras se ha denominado CAUSA DIRECTA BASAL a aquellas que hecha, la supresión mental hipotética, sin ella el hecho no se produce y, las otras condiciones, CAUSAS CONCURRENTES.
DETERMINACIÓN.
Una investigación objetiva necesariamente debe ser lo suficientemente amplia como para poder ubicar las causas condicionantes, desencadenantes y, por supuesto, las perpetuantes, y es el investigador, despojado de prejuicios, el que debe considerar si su investigación es lo suficientemente idónea para establecerlas, si es necesaria la asesoría de otros profesionales en la búsqueda de ellas o si debe reiniciar la investigación para obtener un grado de certeza óptimo.
Algunas sentencias judiciales caen en el error de confundir el concepto de causa basal y se ha condenado como causantes de accidentes a ebrios que no tuvieran otra participación que el ir conduciendo en ese estado y verse involucrado en un accidente de manera bastante secundaria.
Un método eficaz de obtener un grado deseable de certeza en la discriminación de causas, lo constituye la revisión y asesoría de otro investigador que no, esté afectado por la investigación, porque pese a todo lo que ponga un investigador de tu parte por sustraerse al medio, circunstancias, efectos, etc., del accidente siempre, en mayor o menor medida, se verá alterado.
La otra particularidad de este tipo de asesoría y revisión, lo constituye el hecho de permitir el, descubrimiento a tiempo de fallas investigativas que se hacen costumbre por la repetición, o insuficiencia en la demostración de antecedentes.
La determinación de las causas debe estar exenta de apuros, ellas deben llegar como corolario de un análisis exhaustivo y decantado.
Es de mayor importancia y trascendencia una buena investigación que supone una adecuada determinación de causas, que el cumplimiento apresurado de un plazo administrativo.
Esto no quiere decir que se demore innecesariamente el término de la investigación especialmente cuando se trata de casos sin complejidad.
Esto que parece tan obvio es a veces difícil de hacer entender y se presta para malas interpretaciones.
El proceso legal y la reconstrucción de accidentes
En muchas ocasiones la identificación del responsable es compleja. Dado que asumir la responsabilidad podría acarrear indemnizaciones económicas o incluso imputaciones penales, los conductores accidentados suelen parapetarse defendiendo en cualquier caso su inocencia.
En muchos casos no queda claro quién es el responsable del incidente, pero dado que los accidentes terminan siempre generando algún daño ya sea material o personal (tal y como exige la definición arriba contemplada), es fundamental determinar el responsable del mismo que deberá responder ya sea de forma económica o cualquier otra ante los daños causados.
Cuando las consecuencias del accidente son graves, es preciso establecer un procedimiento legal que determine de quién fue la culpa y si el afectado debe recibir alguna indemnización a cambio de los daños (ya sean físicos o materiales) que le hayan causado.
Para identificar al responsable, surge lo que se conoce como reconstrucción de accidentes de tráfico.
Consiste en una serie de procedimientos y conocimientos aplicados todos ellos al esclarecimiento del suceso.
Es un procedimiento complejo y costoso por lo que no es recomendable su uso salvo que suceda alguno de los siguientes tres supuestos:
- Se prevean unos costes materiales o personales elevados
- Las declaraciones de los implicados sean contradictorias
- No exista consenso con respecto a la causa del accidente
Cuando converja alguno de estos casos, generalmente se inicia un proceso judicial como consecuencia de una denuncia interpuesta por alguno o varios de los afectados.
La decisión final respecto de la responsabilidad del incidente, así como la cuantía de la indemnización corresponderá al juez quien se apoya fundamentalmente en dos documentos.
- En primer lugar, el atestado, elaborado por un miembro de la guardia civil, la policía local o autonómica. Contiene información recogida al asistir a la llamada de aviso tras el accidente.
- En segundo lugar, el informe del perito. El perito suele ser una persona con amplios conocimientos en el campo de los accidentes de tráfico y su reconstrucción. A partir de los datos que facilita el atestado, el perito saca sus primeras conclusiones realizando algún que otro cálculo general. Si lo considerase necesario procedería a recopilar más datos del accidente como pueden ser: características geométricas de la vía, estado del pavimento, medición de las posiciones finales de los afectados y posible punto de impacto, medición de las huellas dejadas por los vehículos y estado de los neumáticos. También podría necesitar información más detallada de las características de los vehículos implicados: potencia, peso, dimensiones, aceleración…
Con toda esta información procede a la elaboración del informe pericial.
Al ser un documento en el que el juez se apoyará para tomar una decisión, debe ser completamente objetivo aportando datos, cálculos e imágenes que den soporte a las conclusiones extraídas.
El papel clave que puede desempeñar el perito en este tipo de procesos. Dado su profundo conocimiento de la física de los accidentes puede ayudar a determinar la gravedad del mismo.
Por tanto el perito, se erige como figura clave al aportar su opinión acerca del accidente, revelada a través de un informe pericial, puede resultar determinante en la decisión final del juez.
Factores a considerar en el desarrollo de los accidentes de tráfico
En ocasiones tiende a pensarse en el conductor como artífice fundamental, sin embargo, muchas veces convergen otros elementos los cuales contribuyen de forma fundamental.
Pueden establecerse tres factores como posibles causantes: el conductor, la vía y el vehículo.
El conductor generalmente puede decirse que contribuye al accidente como consecuencia de elementos internos o externos.
- Los elementos internos: Son aquellos propios del conductor tales como su percepción visual o auditiva, su motricidad y su salud. Resulta obvio que una persona con una percepción visual o auditiva limitada presenta una mayor probabilidad de sufrir un accidente.
- Los elementos externos: Son aquellos no intrínsecos al propio conductor, sino que se sobrevienen por diversos motivos. El abuso de alcohol o de fármacos, el estrés, la fatiga y el sueño son claros ejemplos.
La vía desempeña un papel importante en cualquier accidente de tráfico, influyendo también en la gravedad del mismo.
Pueden destacarse dos elementos a considerar en relación a la vía:
- En primer lugar, la propia arquitectura de la misma. Generalmente los puntos más críticos suelen ser en presencia de curvas cerradas o desniveles importantes, son lugares donde cualquier mínimo despiste o exceso de velocidad podría resultar fatal.
- En segundo lugar, las condiciones climatológicas. Un día lluvioso con la carretera mojada, el pavimento puede resultar deslizante incrementando la distancia de frenado. Los días de niebla, la visibilidad se reduce enormemente. Incluso el viento fuerte puede provocar la salida del carril.
Por último, el vehículo es en muchas ocasiones el desencadenante del incidente.
Todos los fabricantes establecen una serie de plazos de revisión, precisamente para evitar que cualquier problema o desperfecto pueda resultar crucial a la hora de generar un accidente.
Un mal mantenimiento de las ruedas, por ejemplo, podría incrementar muchos metros la distancia de frenado, aumentando considerablemente el tiempo de reacción.
Debe tenerse en cuenta que generalmente los accidentes de tráfico nunca son resultado de un único factor, actuando de forma independiente, sino que es la suma de distintos elementos la que incrementa enormemente la probabilidad del mismo.
El Factor Humano
El investigador, al analizar el accidente y para conocer la causa debe asumir una posición imparcial, los juicios no son formulados hasta que se haya estudiado retrospectivamente el evento y así reconstruir el papel que desempeña las personas.
Cuando ocurre un siniestro de tráfico se dice que “El Factor Humano” es el primer factor que interviene, debido sin duda alguna, al ser la persona la que toma las decisiones sobre el movimiento del vehículo. Al mismo tiempo, es el hombre el responsable de comprarse o no un coche, decidir conducirlo, cuándo llevarlo a revisión, e incluso desplazarse con el mismo o coger el autobús, tren o avión.
Entre los fallos humanos implicados en la accidentalidad se pueden destacar varios grupos:
- Errores que preceden al accidente: como errores de reconocimiento e identificación de vehículos, señales, obstáculos, etc.; los de procesamiento y toma de decisiones; o los errores en la ejecución de la maniobra.
- Agentes directos diversos: entre los que destacarían causas físicas como fatiga, falta de energía, defectos sensoriales, determinadas enfermedades, etc.; estados psicofísicos transitorios por depresión, estrés…; uso se sustancias como el alcohol, ingesta de fármacos o drogas; conductas interferentes por charlar, encender la radio, fumar, hablar por el móvil, etc.; o la búsqueda intencionada del riesgo y de las emociones intensas, que generalmente se exterioriza a través de la velocidad.
- Agentes inhibidores de la prudencia: como la adaptación sensorial a la velocidad, la subestimación de la velocidad propia, sobreestimar la propia habilidad como conductor, pensar que conducir es algo sencillo y poco peligroso, la conciencia del conductor de creer que controla su vehículo a la perfección, observar imágenes y modelos negativos en cine y TV, con vehículos que incitan a conductas temerarias, etc.
El factor humano ocasiona entre el 70 y el 90% de los accidentes de tráfico. Un comportamiento adecuado tanto del peatón como del conductor es imprescindible para evitar accidentes.
Los siniestros de tráfico se deben analizar como eventos complejos en los que intervienen diversas causas y no como fenómeno unicausales.
El concepto del error humano en la conducción se colocaría mejor como error social para involucrar a todos los actores y escenarios territoriales (urbanos, municipales, estatales y regionales) con sus correspondientes responsabilidades.
Para mejorar el funcionamiento del sistema Hombre-Vehículo-Vía, no basta con actuar sobre el vehículo o sobre las carreteras, sino que uno de los principales elementos de actuación es el elemento humano.
La aptitud de conducir es fruto del aprendizaje, es decir un proceso complejo que abarca un periodo de tiempo largo.
Para poder conducir un vehículo de motor es indispensable encontrarse en pleno uso de las facultades físicas y mentales. Los conductores no deben presentar síntomas de fatiga, entendiéndose como fatiga los efectos del sueño o cansancio físico o psíquico, que impiden de alguna forma estar alerta a los imprevistos de la carrera.
Aunado a lo anterior, la conducción no debe ser negligente ni temeraria, lo que pondría en riesgo la vida de las personas y de sus bienes.
Causas humanas que pueden propiciar un accidente de tráfico
Dos son las causas humanas que dan origen a un accidente de tránsito.
- Motivos por conductas asumidas
El estado mental psicológico: psicosis, enfermedades congénitas y familiares, trastornos de la personalidad, síndromes cerebrales crónicos, trastornos psiconeuróticos, trastornos psicofisiológicos, crisis compulsivas, etc., pueden ser causa de un accidente de tránsito. - Motivos mecánico-sensoriales
En el aspecto neurológico y de motricidad que pudiera comprender: las lesiones de cráneo y conmociones cerebrales, meningitis crónica, amnesia y dismnesias, epilepsia, temblores, falta de coordinación, espasmos, falla en el sistema nervioso motor y motricidad, parálisis facial, lesiones de los nervios periféricos, rigideces de los miembros superiores o miembros inferiores, acortamiento de uno de los miembros superiores e inferiores, parálisis general, etc., también deben ser analizadas.
Estado físico y psicológico del conductor
Debes estar en buenas condiciones físicas y psicológicas para conducir.
Hay muchos factores físicos y psicológicos que afectan a tu seguridad y a la de otras personas cuando conduces un vehículo.
Por ejemplo, tu capacidad para ver bien, tu estado de ánimo y el tiempo que tardas en reaccionar ante imprevistos que ocurren en la carretera. Además, debes tener la formación suficiente para manejar el vehículo
y comprender todas las normas de circulación.

La vista
A través de los ojos recibimos la mayoría de la información para conducir bien.
Alguna de esta información es:
estado de la carretera, señales de tráfico, distancia con los objetos y velocidad del resto de vehículos.
Para conducir bien es necesario ver las cosas que tienes delante, a los lados y detrás.
Pero algunos factores hacen que veas menos:
■ Beber alcohol.
■ Tomar drogas.
■ Estar cansado.
■ Conducir muy deprisa.
El estado de ánimo
Los cambios en el estado de ánimo pueden hacer que pierdas la concentración y provocar un accidente de tráfico.
Por ejemplo, tener una discusión fuerte mientras conduces o recibir una noticia muy triste antes de conducir pueden cambiar tu estado de ánimo.
El tiempo de reacción
Es el tiempo que pasa entre oír o ver algo y reaccionar.
Por ejemplo, el tiempo que pasa entre que ves un semáforo en rojo y paras el coche.
En condiciones normales, el tiempo de reacción de una persona que está conduciendo es entre medio segundo y un segundo.
Factores que hacen que una persona tarde más tiempo en reaccionar:
■ Estar cansado (fatiga).
■ Tener sueño.
■ Tener muchos años.
■ Oír o ver mal.
■ Las enfermedades.
■ Algunos medicamentos.
■ El alcohol y las drogas.
■ Comer mucho antes de conducir.
■ Mucho calor en el coche.
■ Estado de ánimo alterado.
■ Poner poca atención a la conducción.
Factores que influyen en el estado del conductor
La fatiga puede ser física o psicológica
- La fatiga física produce sensación de cansancio.
- La psicológica hace que te cueste más concentrarte.
Cómo está la carretera:
■ Carretera con mucho tráfico.
■ El suelo de la carretera está en mal estado.
■ No conoces la carretera.
■ Dificultades con el clima: lluvia, niebla, nieve o demasiado calor.
Cómo está el vehículo:
■ Mucho calor dentro del vehículo. La temperatura adecuada es 23 grados más o menos.
■ Conduces de noche con poca iluminación.
■ Conduces en un vehículo en mal estado o que hace demasiado ruido.
■ Estás incómodo en el asiento.
Cómo está el conductor:
■ Conduces muchas horas sin descansar o haces descansos muy cortos.
■ Conduces rápido durante mucho tiempo.
■ Conduces con sueño, después de beber alcohol o te encuentras mal de salud.
■ Haces recorridos largos y de noche cuando no tienes costumbre de hacerlos.
■ Tienes el permiso de conducir hace poco tiempo.
■ Conduces con el cuerpo en mala postura.
Somnolencia
Estado en el que se tiene sensación de cansancio, pesadez en el cuerpo y sueño.
Muchos de los accidentes de tráfico están relacionados con conducir con sueño.
No es necesario quedarse totalmente dormido para tener un accidente por este motivo.
Los síntomas de la somnolencia aparecen antes de dormirse del todo.
¿Qué puede causar somnolencia?
■ Dormir menos horas de las habituales.
■ Cambiar las horas a las que sueles dormir.
■ Dormir mal, aunque duermas muchas horas.
■ Conducir por carreteras con poco tráfico.
■ Tomar alcohol o medicamentos antes de conducir.
■ Tener enfermedades relacionadas con el sueño.
■ Conducir de madrugada o al mediodía, después de comer.
¿Cuáles son los síntomas de la somnolencia?
Hay algunas señales que te avisan de que estás sufriendo somnolencia y debes dejar de conducir.
Estas señales son:
■ Dificultad para mantener la cabeza recta, o tener los ojos abiertos.
■ Ver borroso.
■ Bostezar muchas veces.
■ Perder la concentración o tener pensamientos sin sentido.
■ Distraerte con cualquier cosa.
■ Estar inquieto o irritable.
■ Dificultad para recordar los últimos kilómetros que has recorrido.
■ Salirte de tu carril.
■ No fijarte en las señales de tráfico o en el lugar en el que debes salir de la carretera.
■ Conducir muy cerca del vehículo que está delante del tuyo.
Efectos de la somnolencia:
■ Tardar más tiempo de lo normal en reaccionar.
■ Dificultad para tomar decisiones sobre la conducción.
■ Sentir que te cuesta hacer movimientos
con el cuerpo o los haces más lentos.
■ Dormirte durante unos segundos sin darte cuenta.
¿Cómo se puede evitar la fatiga y la somnolencia?
■ Para el vehículo en un lugar seguro cuando sientas los primeros síntomas y duerme 20 o 30 minutos.
■ Descansa 20 o 30 minutos cada dos horas o cada 200 kilómetros, aunque no sientas fatiga ni somnolencia.
■ Si tienes un detector de fatiga obedece a lo que te diga.
Detector de fatiga un sistema que funciona a través de sensores y reconoce si la persona está muy cansada o a punto de dormirse. En esos casos te avisa mediante una luz, sonido o vibración en el volante para que pares el vehículo y no sufras un accidente.
Alcohol
El alcohol es probablemente el mayor factor de riesgo en la conducción.
El consumo de alcohol produce alteraciones físicas y psíquicas que perjudican gravemente a una conducción segura.
Es muy peligroso beber alcohol cuando vas a conducir, aunque bebas poca cantidad.
El alcohol se extiende por todo tu cuerpo a través de la sangre y afecta, sobre todo,
al cerebro y a la vista. El alcohol es la causa de muchos accidentes de tráfico.
Tasa de alcoholemia
La alcoholemia es la cantidad total de alcohol que hay en la sangre después de beber.
La tasa de alcoholemia es la cantidad de alcohol que hay en cada litro de sangre.
Se puede calcular de dos formas:
■ Gramos de alcohol que hay en cada litro de sangre.
■ Miligramos de alcohol que hay en cada litro de aire que expulsamos de los pulmones al respirar.
La tasa de alcoholemia permitida depende del tipo de vehículo y del permiso de conducir.
1. Para personas “Noveles” que han conseguido el permiso de conducir hace menos de dos años.
Y para conductores profesionales que manejan los vehículos que transportan:
■ Mercancías con un peso mayor de 3.500 kilos.
■ Más de nueve personas.
■ Menores.
■ Personas en servicios de urgencias.
■ Cargas peligrosas.
La tasa de alcohol permitida es:
■ 0,15 miligramos de alcohol por cada litro de aire.
■ 0,3 gramos de alcohol por cada litro de sangre.
2. Para cualquier otro vehículo y conductor no profesional o que no sea novel:
la tasa de alcohol permitida es:
■ 0,25 miligramos de alcohol por cada litro de aire.
■ 0,5 gramos de alcohol por cada litro de sangre.
De todas formas, la única tasa de alcoholemia segura para conducir es 0,0, o sea, no beber alcohol.
Efectos del alcohol mientras conduces
En el comportamiento
■ Falsa seguridad en ti mismo.
■ Te expones a más riesgos.
■ Cometes más faltas que provocan accidentes.
■ Puedes tratar de forma más agresiva o impulsiva a otros conductores.
En la forma de ver el entorno
■ Ves peor las señales de tráfico y los semáforos.
■ Calculas peor la distancia a la que están otros vehículos.
■ Menos capacidad de ver lo que pasa a un lado y a otro.
■ Te deslumbras más con las luces de los vehículos.
■ Posibilidad de sufrir distracciones con elementos del entorno.
En los movimientos
■ Dificultad para coordinar los movimientos de tu cuerpo.
En la toma de decisiones
■ Necesitas más tiempo para reaccionar.
■ Más probabilidad de tomar malas decisiones o de no saber cómo llevarlas a cabo.
Otras drogas
Consumir drogas antes de conducir es muy peligroso.
Una de cada 10 personas que mueren en un accidente de tráfico había consumido drogas antes de conducir.
Está prohibido conducir cualquier tipo de vehículo cuando una persona ha consumido drogas y siguen en su organismo.
Solo se puede conducir después de consumir sustancias que ha recetado el médico y que no afectan a la conducción.
Efectos del Cannabis en la Conducción
Ver el entorno de otra manera. Por ejemplo, los colores se ven distintos. Calcular peor las distancias Perder la concentración. Necesitar más tiempo para reaccionar. Dormirse conduciendo.
Efectos de la Cocaína en la Conducción
Volverse más impulsivo o agresivo. Perder la sensación de peligro. Conducir de forma más peligrosa. Ver el entorno de otra manera. Perder la concentración.
Efectos del Éxtasis en la Conducción
Sufrir alucinaciones. Tener más sensibilidad a la luz o ver borroso. Perder la concentración. Sufrir depresión o ansiedad. Sentir fatiga cuando pasan los efectos de la droga.
Efectos del LSD en la Conducción
Sufrir alucinaciones. Reaccionar de forma agresiva. Tener ansiedad e incluso pánico.
Efectos de las Anfetaminas en la Conducción
Perder la paciencia. Tener comportamientos impulsivos y violentos. Tener poca sensación de peligro. Sufrir retraso de la fatiga y el sueño. Esto puede provocar que la persona se sienta de repente muy cansada y se duerma sin querer cuando pase el efecto de la droga.
La ley impone multas y sanciones a las personas que se niegan a hacerse estas pruebas cuando se lo piden los agentes de seguridad.
Enfermedades y medicamentos
Algunas enfermedades y medicamentos hacen que la persona pierda capacidades para conducir con seguridad.
Cuando tienes una enfermedad o tomas medicación siempre debes preguntar a los médicos si puedes conducir.
También es importante ir al Centro Médico de Reconocimiento de Conductores. Allí te dirán si es seguro conducir con la medicación que estás tomando.
Si tienes una enfermedad crónica puedes seguir estos consejos para no sufrir accidentes mientras conduces:
■ Conocer bien la enfermedad.
■ Conocer los efectos de los medicamentos que tomas.
■ Saber cómo actuar en caso de crisis.
■ Evitar conducir cuando te encuentras mal.
■ No abandonar el tratamiento hasta que lo autorice el médico.
■ No beber alcohol mientras tomas la medicación.
¿Qué medicamentos pueden ser peligrosos para conducir?
Alimentación
La alimentación es un elemento muy importante a la hora de ponerte al volante. La fatiga, la somnolencia, la reducción de la capacidad de concentración o la falta de reflejos muchas veces están directamente relacionados con una alimentación inadecuada para la conducción.
Factor vía y entorno
Dentro de los elementos que intervienen en los accidentes de circulación la vía presenta distintas características estables y cambiantes significativas:
- La calzada o vía: incluyendo su planteamiento y construcción, trazado, pavimentación, anchura, resistencia al deslizamiento, número de carriles, la pendiente, el peralte, así como su explotación, mantenimiento y rehabilitación.
- El diseño del entorno de la vía: elementos y objetos que deben considerarse componentes de la vía por su influencia en la conducción, incluyendo desde la localización de señales, bolardos, barreras protectoras, la señalización y otros objetos del mobiliario urbano, hasta el problema que plantea el diseño correcto de la señalización desde su aspecto perceptivo, tipos de letra, tamaños, situación, visibilidad e iluminación de las mismas, etc.
- La insuficiencia de señalización horizontal y vertical: la deficiencia en el mantenimiento de los asfaltos de rodamiento, la inadecuada colocación de la señalización o la falta de un mecanismo de absorción de impactos, coadyuvan en la generación de un hecho de tránsito o en la gravedad y esto casi siempre es detectado a tiempo por el investigador del hecho.
Existiría, por otra parte, todo un conjunto de elementos “cambiantes” que modulan e influyen en la conducción de forma más, imprevisible, intemporal o incidental como son:
- La climatología e incidencias u obstrucciones temporales: oscuridad, niebla, lluvia, nieve o hielo, obras en la vía, cruce de animales, otros vehículos y peatones, atascos, retenciones, etc.
De estos factores ambientales, las características de la vía y del tiempo al menos explican
el 12% de los accidentes de circulación.
Es evidente que existe una cierta relación de la accidentalidad con la categoría de la vía y los lugares de las mismas.
Los puntos negros son importantes, aunque la mayor parte de los accidentes se producen en las grandes rectas.
Causas que pueden producir el siniestro debido al diseño y trazado de las vías
- Defectos de diseño ninguna carretera es construida perfectamente; se va construyendo en tramos y alguno de ellos tendrán defectos o trazados no lo suficientemente adecuado, los vehículos al parar por el defecto sufre un accidente.
- La señalización horizontal ausente, despintada o sin objetos reflejantes, llega a producir errores de interpretación en los conductores.
- Una vía con superficie pulida o con materiales en fase de disgregación es un riesgo y con clima adverso reduce el agarre de los neumáticos, abandono determinante en la causa de los hechos.
- Las imperfecciones en el pavimento o el desprendimiento de sus agregados como baches, agrietamientos, hundimientos y asentamientos inciden en los daños a la suspensión de neumáticos de los vehículos que pasa por ellas.
- Las curvas sin sobreancho, con peraltes inadecuados propician la salida de la vía.
Factor Vehículo
“El esfuerzo realizado por la industria ha dado lugar a que dispongamos de automóviles cada vez más sofisticados técnicamente y con unos altos niveles de seguridad. ”
Seguridad activa en el vehículo
Disponemos de todo un conjunto de elementos de seguridad activa en el vehículo, que hacen que éste se comporte con seguridad cuando se mueve, evitando la posibilidad de que se produzca un accidente, tales como: los sistemas de frenado, todos los elementos relacionados con adherencia del vehículo a la vía, suspensión, amortiguación, transmisión, neumáticos, los elementos relacionados con la visibilidad, incluyendo los sistemas de luces y alumbrado, etc.
seguridad pasiva en el vehículo
Además, los vehículos actuales están equipados con otro conjunto de elementos denominados de seguridad pasiva, como el cinturón de seguridad, sistemas de absorción de impactos, los sistemas de retención infantil, el airbag, las barras de protección lateral, etc., diseñados para aminorar las consecuencias en las personas y otros vehículos tras producirse el siniestro.
Para que sea efectivo este esfuerzo es necesario tener en cuenta otros factores que son en definitiva responsabilidad directa del conductor y que muestran desde otra perspectiva el peso del “factor humano” en la prevención de la accidentalidad.
Nos referimos, por ejemplo a la reparación y mantenimiento adecuado del vehículo, así como al conocimiento del funcionamiento de la máquina y sus sistemas de seguridad por parte del usuario.
Algunos estudios realizados desde los años setenta han descubierto que en ocasiones, si no se forma e informa adecuadamente, las mejoras tecnológicas en los coches (siempre recomendables), pueden hacer que algunos conductores sean más proclives a los accidentes, porque al tener más sensación de seguridad, “compensan” las ventajas del sistema, con una tendencia a circular de una manera más arriesgada.
Así, a pesar de todas estas mejoras en la seguridad de los vehículos, las estadísticas conceden al vehículo un porcentaje medio de causa exclusiva de accidente situada entre el 5 y el 13%, a lo que hay que añadir obviamente que en ocasiones el vehículo es causa compartida de accidentes.
Los elementos del vehículo determinantes en los accidentes son: el tipo de vehículo, su antigüedad y su estado.
No obstante se hace imprescindible matizar que el tema es extraordinariamente complejo si se quiere hacer un análisis sofisticado y exacto, ya que existen otras variables que tienen un gran peso en el tema, como el número de kilómetros recorridos por cada clase de vehículo y las características de los conductores que los manejan habitualmente como la edad y la experiencia.
Los turismos son el tipo de vehículo que más accidentes y víctimas producen, seguidos de las motocicletas, furgonetas, y a más distancia camiones y autobuses ya que estos son el tipo de vehículo con mayor presencia en nuestras ciudades y carreteras.
Los principales problemas que se observan cuando existe evidencia de que el vehículo tiene alguna participación en el desarrollo del hechos se encuentra relacionados con defectos en freno, neumáticos, falla mecánica que impiden controlarlo, luces defectuosa, exceso de carga y dependen fundamentalmente del estado y hábitos de uso, conservación y mantenimiento, variable que dependen no del fabricante sino del usuario.
El estudio de la colisiones de vehículos, el comportamiento de un automóvil en movimiento lineal y en curva resulta de interés en la mayoría de las investigaciones sobre siniestros de tráfico.
Los factores fundamentales que influyen en la dinámica del automóvil son:
- Reparto de masas: como se encentra distribuida la carga en el vehículo durante el movimiento mismo.
- Dimensionales: relación del ancho de la batalla o distancia entre ejes (Vía)
- Neumáticos: esfuerzos laterales y transversales al que se encuentran sometidos.
- Sistemas de suspensión: características geométricas y dinámicas.
- Medio ambiente: relación con la superficie de rodamiento y condiciones climáticas.
- Velocidad: en el punto en donde se estudió el movimiento del vehículo.
Se ha visto que los neumáticos y el sistema de frenos son los componentes que contribuyen con mayor frecuencia en los accidentes, un factor adicional es la carga.
Estos componentes deben ser analizados. Si el resultado u opinión final del experto señala un mal funcionamiento del vehículo, lo opinión especializada excusará a un conductor de la culpa por negligencia, pero también de otras circunstancias que puedan
ser importante como:
- Si el defecto debió haber sido detectado antes de conducir el vehículo
- Si el defecto se debe a una ausencia, carencia o negligencia del ensamblador
- Si a pesar del defecto, el conductor pudo hacer evitado al accidente
- Si se hubiera producido el accidente, incluso antes la ausencia del defecto.
Causas que pueden producir el siniestro cuando el vehículos circula con sobre carga.
- Los vehículos al modificar por centro de gravedad reacciona de forma diferente, presentando menor estabilidad, dificultad para dirigirlo y mayor distancia de detención.
- Los neumáticos se sobrecalientan y desgastan rápidamente lo que aumento la posibilidad de un fallo prematuro, intempestivo y peligro.
- La aceleración y repuesta se le identifica en el vehículos sobrecargado.
- El reglaje de los faros de vehículo se modifica inclinándose hacia arriba, deslumbrando a los conductores disminuyen, aumentando la probabilidad de un accidente.
- La aceleración y respuesta se lentifica en el vehículo sobrecargado.
- Calentamiento de frenos por exceso de masas suspendidas a las cuales el sistema de frenado debe tener.
- La suspensión trabajo con máximo esfuerzo.